La tristeza decidió independizarse de Marcos un martes. Llevaba mucho tiempo conviviendo con él y cada vez le molestaban más cosas. Su sonrisa cuando recibía algún mensaje, que ordenara la casa sin que ella se lo pidiera, que la bicicleta estática ya no fuera estética, que el sofá estuviera más tiempo vacío y la nevera menos tiempo llena, que las plantas se regaran todas las semanas, que la luz entrara brillante cada mañana.
Que por las noches, alguna noche no regresara. El miércoles Marcos le dijo que quería hablar con ella, que se mudaba con alguien que había conocido cuando dejó de escucharla. Ella se quedó muda.